Cuesta volver a escribir después de un largo receso...
He pensado mucho, descansado, me he estado haciendo cargo de tanta cosa que me pasó y al fin estoy de vuelta.
En primer lugar quería agradecer todos los saludos y la buena energía que me han transmitido todos los que visitan mi blog, mi espacio de desahogo tan mío y dónde comparto vida...
De a poco iré devolviendo las visitas, agradezco el inmenso cariño que me dan. Muchos aún no me conocen "en persona", pero ya me conocen de alguna forma por mis letras...
Además, en pocos días mi "humirde blog" cumple un año... Me ha dado tantas, satisfacciones que decidí que el mejor momento para volver...
Y quise regresar con algo lindo, porque a pesar de cualquier penita, Dios me envía señales poderosas, que me hacen reflexionar y darme cuenta de la cantidad de amor que hay en todas partes y que agradezco profundamente...
Mis
amigas me dijeron que escribiera esto que les comparto ahora y que ocurrió el viernes recién pasado...
Mi amiga Titicandia del blog
http://tallerantu.blogspot.com/ , hace unos días me escribió porque una amiga de ella que vive en Puerto Montt, (a la que también conoció blogueando), le pidió ayuda para los albergados de Chaitén. Ella y su mamá visitan a los albergados desde que ocurrió la erupción del volcán y tuvieron que ser evacuados..
Le contó que la mayoría de la gente perdió todo, pero por sobre todo, necesitaba ayuda con ropitas y cosas de bebé y niños. Hay al menos 3 mujeres embarazadas que no tienen NADA para recibir a sus hijos...
La cosa es que el viernes después de mi terapia, partí al centro a comprar un ajuar para cooperar con algo.... pero no me alcanzaba la plata para dos ajuares completos.
La señora me dijo... "si lo compras, te regalo los calcetines", (el ajuar consiste en ballerinas, camisa, pilucho, gorrito y mitones)...
La cosa es que me empezó a preguntar por la edad del bebé, que cuando nacía, la talla, etc... y yo que no tengo hijos, no tenía idea... Así que al final, le conté para qué los quería... que no era para mí, ni para regalo de un bebé de alguna amiga, sino que para la gente de Chaitén, que lo perdió todo... La señora entonces, me regaló dos piluchos más...
Le dije : "señora, es verdad lo que le dije, no son para mi..."
"Te creo", me dijo y me entregó la ropita... yo estaba súper emocionada y sacaba cuentas para que me alcanzara para unos cuatro pares de calcetines más...
Justo llamé a la Titi para preguntarle qué era más urgente, para poder hacer rendir mis lucas con algo que fuera necesario y ella me respondió que todo era bienvenido, que no tenían nada...
La señora sólo me miraba sacar cuentas y hablar por celular..
Al rato me dijo... "Todo sirve?"
"Si señora, todo sirve", le dije yo.... "ellas no tienen nada y le agradezco el el alma su gesto, no se imagina lo feliz que me hace esto".
Ya estaba por llorar de contenta y le daba las gracias por su amabilidad, cuando abre una bolsa y me dice: "Tome.... algunas cositas saqué de la vitrina, están sólo con polvo o un poquito desteñidas por el sol, pero a ellos les servirá"...
Ante mis ojos, habían enteritos, piluchos, bodys, ballerinas, calcetines... y me los regaló todos!!
No aguanté y lloré sin vergüenza como una cabra chica, al ver que Dios toca el corazón de la gente... y que una mujer sin conocerme y sin saber si yo le mentía o no, decidió darme una bolsa llena de cositas para enviar...
La abracé, di mil gracias, le di un besote y salí a caminar por la calle del mercado de Concepción... con las lágrimas que corrían y los ojos brillantes, llenos de amor y esperanza... Estaba feliz!!
Hoy en la tarde, antes de salir para juntarme con la Titi, llegó mi tía Anita, una amiga de mi mamá, a quien yo le conté esta historia el fin de semana...
Estaba lloviendo que se las pelaba y llegó justito:
"Carolita! que bueno que te encontré, pensé que no llegaba"... Me traía ropita de bebé, más una bolsa de pañales.
Feliz fui al encuentro con la Titi, con mi cargamento...
Ya saben que siempre he dicho que creo en la magia y en los milagros... y que Dios está en cada cosa que hacemos con amor...

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